Cuatro años de dominio en 500 con MV Agusta
Con este contrato de piloto oficial con la marca que dispone de las
mejores
y más experimentadas mecánicas del momento, Hailwood ensarta una larga
serie de victorias en la categoría máxima y se adjudica cuatro títulos
mundiales consecutivos. En esos cuatro años suma veintisiete victorias
en 500, muchas de ellas sin más competencia que las clásicas
monocilíndricas británicas -Norton y Matchiess- y un
tímido retorno de Gilera en 1963 con su antigua cuatro cilindros de
1957, que era la base técnica de las actuales MV.
A pesar de la superioridad mecánica, Mike tiene el pundonor de
correr contra los récords existentes de la vuelta rápida y del promedio
de circuito, que bate de forma regular en la casi totalidad de pruebas
del calendario mundial. De todas formas, el diabólico Conde Agusta,
consciente de la escasa competencia que tiene el as británico, contrata
al nuevo valor italiano Giacomo Agostini. Un joven talentoso, también
de familia acaudalada, hambriento de triunfos y deseoso de convertirse
en el campeón mundial que su país desea reencontrar desde los lejanos
tiempos de Libero Liberatti, Cario Ubbiali y Tarquinio Provini en el
esplendor de Gilera y MV en los años cincuenta.
La incorporación de Ago en el equipo fustiga a Mike y, con total
libertad de actuación, ofrecen apasionantes duelos a lo largo del
campeonato 1965, todos resueltos a favor del británico.
En el Tourist Trophy de ese año se vive una emocionante carrera de
Hailwood contra si mismo, que se retransmite por los altavoces y
encandila a los aficionados apostados a lo largo de los 63 km de
carreteras que definen el peculiar circuito.
Durante la tercera vuelta, Mike es cómodo líder destacado, Agostini
está fuera de carrera, y el británico tiene una nueva victoria en la
mano, pero pisa una mancha de aceite y se va al suelo. Se levanta
furioso, empuja la moto en sentido contrario al sentido de la carrera
para aprovechar la pendiente; los comisarios se hacen el distraído para
no tener que descalificarle. Mike arranca y se da cuenta que tiene
estribera, palancas y manillar de un lado, totalmente torcidos. La
cúpula está rota y los escapes chafados. El abandono está justificado,
pero esa no es la mentalidad de un Hailwood al que solo le vale ganar.
Llega al pit lañe, en Douglas, se detiene y sin bajarse de la moto
ordena a los mecánicos enderezar lo torcido y arrancar la cúpula. Le
empujan y sale como un obús para cubrir la última vuelta, pero en la
primera curva se da cuenta que una mariposa del carburador se ha
quedado abierta. Cuando corta gas a la entrada de las curvas ha de
ayudarse con el freno trasero para hacer girar la moto. En esas
condiciones la conducción del potente biárbol se complica, pero Mike
sigue en pos del triunfo. Cuando llega a la montaña ha recuperado el
liderato, el público se lo manifiesta con vítores, pero entonces
aparece la lluvia...; sin cúpula, las gotas de agua impactan
dolorosamente en su cara, los pequeños cristales de las Trisvel se
inundan de agua y la visibilidad es precaria La mariposa atascada
empeora la conducción, el pilotaje es delicado y harto comprometido,
Mike salva varias caídas, pero la voluntad de ganar y la destreza
superan todos los impedimentos y cruza la meta victorioso con un
respetable promedio de 148 km/h. Así son las proezas que le otorgan el
sobrenombre popular Mike the bike, el mejor elogio a sus virtuosidad.
El fabuloso contrato de Honda y doble título 250/350
Al término de aquella temporada, Honda ofrece a Hailwood un
contrato multimillonario para que se incorpore a su equipo y recupere
el título de 250 que Phil Read y su Yamaha cuatro cilindros de dos
tiempos les ha quitado en los dos últimos años. Para conseguirlo han
construido una 250 de seis cilindros en línea asombrosamente estrecha.
El sofisticado motor tiene cilindradas unitarias de 41,65 cc y
centenares de diminutas piezas en su interior, gira a 14.000 rpm y
emite el sonido más maravilloso que se haya podido escuchar.
En el circuito barcelonés de Montjuïc, el aullido de sus seis
megáfonos es oído de extremo a extremo de la montaña, incluso llama la
atención adentrada la ciudad; ¡una gozada!. Quienes han tenido la
suerte de oírlo no lo olvidarán jamás; quienes no estuvieron ahí,
todavía pueden encontrar en Inglaterra grabaciones en disco que han
perpetuado aquella música... celestial a oídos de un motorista.
Hailwood acepta la oferta pero también quiere correr en 500. Los
directivos
de Honda aceptan pero la moto mas evolucionada sera para Jim Redman, el
Nº 1 del equipo. Mike gana diez GP de un total de doce, los nueve
primeros seguidos, y devuelve el título a Honda. Además, gana el de 350
con la cuatro cilindros tras una serie de épicos duelos con Agostini
con sus antiguas MV. Y todavía le quedan agallas para llevar el peso
del campeonato de 500 cuando Redman se fractura un brazo a media
temporada. Cada uno de los aspirantes gana tres GP, pero se impone Ago
por seis puntos de diferencia gracias a sus mejores
resultados parciales.
Honda tiene especial empeño en ganar a MV en 500, pero Hailwood no
quiere dejar de defender sus títulos de las cilindradas intermedias y
corre de nuevo las tres categorías.
En 250 tiene que sudar para ganar a las Yamaha de Phil Read y Bill
Ivy a lo largo de históricas peleas entre motos de dos y de cuatro
tiempos con igualdad de cilindrada. Mike gana cinco GP y Phil uno
menos; el título se queda en casa En 350 domina a placer, gana seis de
ocho carreras y repite doblete. Pero en 500 las cosas están muy
complicadas. El nuevo cuatro cilindros de Honda es muy potente,
demasiado para el chasis y suspensiones que han de soportar sus
violentas reacciones. Mike se ha de pelear con una moto bailarina que
parece dispuesta a descabalgarlo en cualquier instante. Se queja a los
ingenieros y les dice que tienen que hacer un nuevo bastidor que tenga
unas trayectorias tan precisas y exactas como los de las Bultaco TSS.
Ese requiebro es recogido por los periódicos semanales ingleses y se
difunde con rapidez y orgullo nacional por la España motociclista.
Anécdota aparte, la moto sigue siendo una culebra durante todo el
año y pierden el campeonato tras un nuevo empate de victorias con
ventaja para Agostini por contabilizar un segundo lugar más que Mike.
Retirada de Honda y paso al automovilismo
Las relaciones entre Hailwood y Honda están tensas a causa de esos
problemas
que perjudicaron a ambos. Mike es tentado por el Conde Agusta para
correr junto a Agostini pero respetando la jerarquía del campeón en
título. El inglés responde que él solo corre carreras para ganarlas.
Honda decide retirarse temporalmente y ofrece un suculento contrato
a Hailwood para que no corra con ninguna otra marca el campeonato del
mundo, pero le deja libertad para correr carreras no puntuables. Mike
está pensando en los automóviles, acepta la oferta y corre y gana el
campeonato de Europa de Formula 2 con los monoplazas construidos por
John Surtees, siete veces campeón mundial de motociclismo y una de
Formula 1 con Ferrari -el único que lo ha logrado-.
Alterna el volante con el manillar y participa en las carreras
inglesas e italianas de renombre que se corren fuera de campeonato,
pero se involucra en los automóviles, corre las 24 Horas de Le Mans con
el Ford GT 40 oficial y termina en tercera posición, Hace dos
temporadas
de Formula 1 con Surtees y una con McLaren. En Nurburgring (1974) tiene
una aparatosa salida de pista y sufre múltiples fracturas de pies y
piernas.
Ha llegado la hora de la retirada.
Matrimonio y regreso al Touríst Trophy
Mike contrae matrimonio y se va a vivir a Nueva Zelanda, como
muchos otros adinerados británicos que huyen de la presión fiscal de su
gobierno. Además quiere huir de la tentación de la competición, tiene
gusanillo de moto. Vive en paradisíacos parajes de las antípodas pero
se aburre, encuentra a faltar las emociones de la competición y en 1978
decide volver a correr el Tourist Trophy, su carrera preferida.
El TT ya no es puntuable para el campeonato del mundo, pero la FIM
le
concede un campeonato mundial de Formula TT para motos derivadas de
serie -algo parecido a las superbikes actuales- a una sola prueba. Su
objetivo es ganar la Formula 1 hasta 1000 cc, y el importador de Ducati
en Inglaterra le prepara una 900 SS con apoyo técnico de la fábrica de
Borgo Panigale, que están entusiasmados de volver a trabajar para
Hailwood, especialmente el ingeniero Fabbio Taglioni, que se ocupa
personalmente del motor. El jefe de mecánicos del departamento de
competición y ex piloto Franco Farné -hombre muy, vinculado a Ducati
España y a las victorias de Cañellas-Grau en las 24 Horas de Montjuïc-
es enviado a la Isla de Man para asegurar la mejor asistencia técnica.
En el carenado de la moto vuelve a lucir su divisa "For love of the
sport".
En la carrera tiene como máximo rival a Phil Read y la Honda 900
con la que ya ganó el año anterior. El Príncipe de la Velocidad y Mike
the Bike se enfrentan de nuevo. La emoción está servida.
Los aficionados británicos abarrotan los ferrys que acceden a la
isla. Hay seguidores de los dos campeones, pero la mayoría está con
Hailwood, saben que sólo corre carreras para ganarlas, y no les
defrauda.
Vence con autoridad y a los 38 años gana un nuevo campeonato del
mundo
(no computable en el palmares del Mundial de Velocidad) y último,
aunque lo intenta de nuevo al año siguiente, pero la Ducati no está a
la altura y termina en 5ª posición. Se siente dolido por haber
defraudado a los millares de motoristas que habían viajado a la isla
para verle ganar. Promete volver y ganar para ellos.
Para saldar esta deuda consigue que Suzuki-Herron le deje una 500
ex Barry Sheene - dos tiempos, cuatro cilindros en cuadro, con válvulas
rotativas y 150 CV- un tipo de moto que no había pilotado jamás. Pero
esto no supone ningún problema para el talentoso Mike Hailwood y, con
los cuarenta recién cumplidos, corre el Sénior TT para motos de GP 500
cc y lo gana por séptima vez. Ésta es su última carrera.
Mike the bike deja el motociclismo activo por la puerta grande y
desde el peldaño más alto del podio que más ha valorado a lo largo de
su carrera, da el adiós definitivo a toda la afición del mundo.
Se queda a vivir en Birmingham y lleva una vida placentera y
sosegada junto a su familia. Supervisa un negocio de motos que ha
montado con el también campeón mundial Rodney Gouid, y ha dejado las
carreras en el recuerdo; es un hombre tranquilo.
Un lluvioso anochecer de mayo de 1981 sale de su casa con el Rover
en compañía de su hija Michele y su hijo David; van comprar "fish and
chips" para la cena a un reconocido lugar de las afueras. Muy cerca de
su casa, un trailer efectúa un brusco giro sin preaviso y Mike no puede
evitar la colisión. El impacto causa la muerte instantánea de padre e
hija, El pequeño David, sentado detrás, sobrevive y en la actualidad
vive con su madre en la Costa del Sol española